Cuerpo de agua salada
Selección de poemas
Selección de poemas del libro Cuerpo de agua salada de la autora María Gabriela Novoa, Editorial Escarabajo (2024).
POR María Gabriela Novoa

Una navaja cortó mi vientre en dos
los animales muertos se riegan y empapan el suelo de la clínica
un rosal florece en segundos rodeando la herida con espinas.
De mis senos verte sangre y leche
quiero beber de mí, el único líquido en el que puedo confiar
robar los litros y litros que corresponden a Artemisa.
La ponen en mi pecho y me mira.
La amo y comprendo de inmediato
el dolor de todas las madres que han parido sobre la faz de la tierra.
***
Tiene los ojos como las alas extendidas de un cuervo
que en mitad de la noche se ha colado por la ventana
y se golpea contra las paredes intentando escapar,
riega plumas que expanden el horror.
Me mira fijo, me sigue con la mirada,
hace días que no tiene ningún gesto,
como si no esperara nada de mí.
Un cuervo que cansado de golpearse
decide sacar una a una sus plumas
mientras lo consume el silencio.
Ella vivió en mi vientre, conoce mi interior
me mira desde su cuna como si me temiera
como si intentara desenredar el nudo en mi estómago
y contener la náusea.
***
De mi seno salen chorros, una mezcla entre agua y leche
Arte chupa sin descanso, tiene hambre, la alimento
Soy lágrimas, barro, algas marinas, arena y sal
Arte me bebe, me desgarra la piel, se lleva mi tristeza y mi alegría
me mira con ojos de cazador, prendida a mi pezón
se deleita de esa leche insípida
mi cuerpo, un cúmulo de sal, se riega, también,
como por un escape, entre succión y succión.
Cuando Arte queda satisfecha y duerme profundo
me quedo vacía, el silencio de la habitación me traspasa
la observo, tratando de adivinar cuándo volveré a servirle de alimento
cuándo tomará este cuerpo tibio y maleable
entre su diminuta boca.
***
El otro día jugaba con Artemisa a morir
era un juego tonto en el que la una le tapaba la respiración a la otra
hasta que fingíamos desmayarnos.
En uno de mis turnos, le tapé la nariz a Artemisa hasta que fingió desmayarse
ese era el momento de soltar, pero mantuve por unos segundos más
mis dedos sujetando su pequeña nariz
queriendo entender qué se podía sentir el estar cerca a la muerte.
Arte pataleó y manoteó con brusquedad hasta que la solté
nos reímos a carcajadas durante minutos largos.
El espacio entre nuestras vértebras aumentaba
La escarcha se prendía a nuestra médula
helando la sustancia de la que nacimos
Un témpano nos cortó la vista mutua
Nuestros pómulos mientras reíamos nos dibujaban una mueca.
Es un juego la muerte
un juego infantil y cruel.
ACERCA DEL AUTOR

Es la Coordinadora de comunicaciones de El Malpensante. Poeta. Autora de los libros "La virgen en luto" (2022) y "Cuerpo de agua salada" (2024), Editorial Escarabajo. Comunicadora social y periodista e Historiadora de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Comunicación Estratégica de la Universidad de la Sabana.